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Prevención del Suicidio: Un Desafío Colectivo

“Un solo ser nos falta y todo está despoblado”.

Alphonse de Lamartine

El día 10 de septiembre ha pasado a ser el día mundial de la prevención del suicidio. Hasta 2014 no se generó el primer informe por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la cuestión. Este primer informe ponía en evidencia la necesidad de abordar su prevención, dado que el suicidio es una de las principales causas de muerte en todo el mundo.
La prevención del suicidio se ha convertido en un desafío urgente, es un tema que nos debe hacer
de forma profunda sobre nuestro estilo de vida y pasar a la acción de forma política, educativa y comunitaria. Por ello, desde Espai Reconèixer nos queremos hacer eco de esta situación.

El suicidio, además, lleva consigo una doble carga para los allegados de la persona fallecida. A menudo, el duelo se complica dado que sigue siendo un tabú todo lo que gira en torno a él y la vergüenza, la culpa y muchas otras emociones se suman al dolor de la pérdida. En los casos en que la persona ha sobrevivido a un suicidio, su vida se puede convertir en una auténtica tragedia.

La importancia de hablar sobre el suicidio

El estigma que rodea a la salud mental es una de las barreras más grandes para la prevención del suicidio. Durante años, el suicidio ha sido un tema tabú en muchas culturas, lo que ha impedido que las personas hablen abierta y honestamente sobre sus sentimientos y busquen ayuda. Este silencio contribuye a la sensación de aislamiento que experimentan muchas personas en riesgo, dificultando que obtengan el apoyo necesario.

Hablar sobre el suicidio no aumenta el riesgo de que ocurra, como algunos podrían pensar. De hecho, abrir espacios para el diálogo puede ser un primer paso crucial para que una persona que se encuentra en crisis se sienta escuchado y comprendido. El simple hecho de preguntar cómo se siente una persona y ofrecer apoyo emocional puede marcar una diferencia significativa.

Factores de riesgo y señales de advertencia

El suicidio rara vez tiene una única causa. Generalmente, es el resultado de una combinación compleja de factores psicológicos, biológicos, sociales y ambientales. Algunos de los factores de riesgo son los siguientes:

1. Trastornos mentales: Las personas con depresión, ansiedad, esquizofrenia, trastorno bipolar y otros trastornos psiquiátricos tienen un mayor riesgo de suicidio.

2. Abuso de sustancias: El consumo de alcohol y drogas puede exacerbar los sentimientos de desesperanza y aumentar el riesgo de comportamientos suicidas.

3. Experiencias traumáticas: El abuso, el acoso, la violencia doméstica y otros traumas pueden llevar a sentimientos intensos de desesperanza y aumentar la probabilidad de suicidio.

4. Aislamiento social: La falta de redes de apoyo y la sensación de estar desconectado de los demás es otro factor importante que puede contribuir a la decisión de acabar con la propia vida. Esta cuestión, hoy en día, se está agravando por las relaciones on line. Se está creando una paradoja, aparentemente más conectados que nunca y, sin embargo, más desconectados de nosotros mismos y de relaciones significativas. Las redes sociales, o la posibilidad de hacer videoconferencia nos aporta la posibilidad de sentirnos cercanos en muchas situaciones, sin embargo, no debe sustituir las relaciones “offline”, aquellas en las que nos podemos mirar sin pantallas de por medio.

Reconocer las señales de advertencia puede ser clave para intervenir a tiempo. Entre estas señales se encuentran:

- Hablar sobre querer morir o quitarse la vida.
- Sentir una gran culpa o vergüenza.
- Creer ser una carga para los demás.
- Sentirse atrapado, sin esperanza o sin razones para vivir.
- Sentirse extremadamente ansioso, triste o con mucha rabia.
- Sentir un gran dolor, sea emocional o físico, que se siente insoportable.
- Aislarse de amigos y familiares.
- Cambios drásticos en el comportamiento como tomar más riesgos, conductas camicaces.
- Consumo de drogas o alcohol, u otras sustancias, de forma no habitual para la persona.
- Cambiar hábitos de descanso de forma drástica.
- Entregar posesiones valiosas o hacer arreglos finales, despedirse o hacer un testamento de forma repentina

Es importante recordar que no todas las personas que piensan en el suicidio muestran señales obvias, por lo que estar atentos al bienestar emocional de los demás es esencial.

Estrategias de prevención del suicidio

Las estrategias para su prevención se encuentran íntimamente relacionadas con los factores de riesgo. Veamos algunas:
1. Mejorar el acceso a la atención de salud mental: Los servicios de salud mental deben ser accesibles, asequibles, adecuados y de calidad.

2. Reducción del estigma: El estigma en torno al suicidio puede ser una barrera importante para que las personas busquen ayuda. Las campañas de concienciación pública son esenciales para educar a la sociedad sobre la realidad del suicidio.

3. Educación: Programas de educación en salud mental en escuelas y lugares de trabajo pueden ayudar a crear un ambiente de apoyo, donde las personas se sientan cómodas hablando sobre sus emociones y pidiendo ayuda.

4. Promover la conexión social: Las conexiones sociales sólidas y las redes de apoyo pueden ayudar a prevenir el suicidio al reducir el sentimiento de aislamiento y soledad a menudo presente.

5. Líneas de apoyo y centros de crisis: Las líneas telefónicas de apoyo de prevención del suicidio, ofrecen a las personas en crisis un lugar seguro para hablar y obtener ayuda inmediata. Estas líneas son recursos vitales que ofrecen orientación, apoyo emocional y referencias a servicios de salud mental. Muchas de estas líneas están disponibles las 24 horas del día, los 7 días de la semana, lo que garantiza que las personas puedan recibir ayuda en cualquier momento. Seguro que tienes alguna en tu comunidad autónoma o país. Si usas tu buscador de contenido on line la encontrarás.

Conclusión

La prevención del suicidio es un desafío que requiere el compromiso de toda la sociedad. Cada acción cuenta. Y, no menos importante, erradicar el estigma para que permita a los que sobreviven a un suicidio, no desear volverlo a intentar, y a los allegados de quienes sí lo lograron, facilitar el duelo y el acompañamiento. Cuando los números de personas que se suicidan, y de otras tantas que lo intentan, son tan elevadas la responsabilidad es también colectiva.

Para las personas que residen en España, el número de atención a la conducta suicida es el 024 (no en estado de emergencia que es el 112). Los destinatarios de la línea son las personas con conducta o ideación suicida, así como los familiares o allegados.


Nuria Molina Amate

 
Libro de memorias: "Una vida sin ti"- J.R. Moehringer

            

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