“Las diferencias no tienen la intención de separar, alinear. Somos diferentes precisamente para darnos cuenta de la necesidad que tenemos unos de otros”.
Desmon Tutu
Hablar de racismo es un tema tabú, pocas personas se llamarían a sí mismas racista sin pensar demasiado en qué significa eso. En este artículo vamos a invitar a pensar en todos aquellos aspectos como la raza, el género, la orientación sexual, la procedencia, el credo, la edad, etc., que hacen que la discriminación se respire en cada rincón de nuestros entornos, a menudo, sin tener consciencia de ello. Ponerlo bajo el foco para visibilizar y poder orientar nuestras conductas hacia el cambio es nuestro objetivo, buscando una resolución de conflictos que promueva la paz, el entendimiento y el enriquecimiento mutuo y colectivo.
El Impacto Emocional del Racismo
El racismo desencadena una amplia gama de emociones, tanto en aquellas personas que lo sufren como en quienes las observan o, incluso, en quienes pueden tener comportamientos discriminatorios sin ser plenamente conscientes de ellos.
Algunas emociones comunes que observamos en estas situaciones y contextos son:
1.Dolor y angustia: Las personas que se enfrentan a diario a comentarios y actitudes discriminatorias generan un dolor emocional profundo. La constante exposición a estereotipos negativos, agresiones verbales o a la exclusión social tiene consecuencias psicológicas como la ansiedad, la depresión y, en algunos casos, el desarrollo de un trauma emocional.
2.Ira e indignación: La ira es una respuesta común al racismo y cualquier acción discriminatoria, al percibirse como injusticia. Esta emoción puede ser tanto un motor para el cambio como un obstáculo, ya que puede dar lugar a reacciones impulsivas y conflictivas. Es importante, sin embargo, reconocer esta ira como una señal de que algo anda mal y requiere atención y buscar una manera de pasar a la acción que evite ganar-perder. En las diferencias el único camino plausible es reconocer lo que nos une y observar las diferencias como un punto de riqueza o, por lo menos, no como algo que nos amenaza nuestra identidad o status quo.
3.Vergüenza y culpa: Las personas que ejercen prácticas racistas también experimentan, en ocasiones, sentimientos de vergüenza o culpa al tomar conciencia de sus acciones. A priori, no eran acciones discriminatorias, pero, sin darnos cuenta, pueden llegar a serlo. Estos sentimientos pueden ser constructivos si llevan a una reflexión profunda y a un cambio de actitud, pero pueden volverse destructivos si no se gestionan adecuadamente.
La Gestión emocional como base para la Resolución de conflictos
A menudo uno de los problemas ante situaciones de discriminación o vulnerabilidad social es no saber qué hacer o cómo comportarse. Se puede ir desde atacar, ignorar o ser paternalista o infantilizar a la otra persona o colectivo, siendo todas las conductas improductivas para lograr una respuesta pacífica e integradora.
Por ello vamos a ofrecer unas pautas que son convenientes tener presentes para mejorar la convivencia:
1.Reconocimiento y validación de las emociones. La primera etapa para la gestión emocional es reconocer y validar las emociones de todas las partes involucradas. No significa justificar actitudes racistas, sino entender las emociones que están detrás del conflicto y como impactan en cada una de las personas que se encuentran en él.
2. Escucha activa: aprender a escuchar es esencial. Nadie saber mejor que uno mismo que necesita, qué siente, cómo se encuentra. Conectar con la humildad de no saber y abandonar estereotipos o frases construidas sin reflexión es clave. Vemos a alguien de un color diferente, una persona migrada y nos montamos una historia en la cabeza de lo que debe necesitar o no. La escucha activa ayuda a construir confianza y es la única forma de saber que se encuentra en el interior de los demás.
3. Diálogo abierto y seguro: Crear espacios para un diálogo abierto y seguro permite a las personas expresar sus emociones y puntos de vista sin temor a ser juzgadas. Esto es fundamental en conflictos raciales, ya que facilita la confrontación de temas difíciles y permite a las personas comprender mejor las perspectivas ajenas. Los facilitadores de este tipo de diálogos pueden incluir moderadores capacitados que aseguren que las discusiones sean respetuosas y orientadas a soluciones.
En este punto vamos a compartir una experiencia, la intervención en una escuela de primaria, en ciclo
superior (quinto y sexto) con gran diversidad religiosa, lo que implicaba conflictos constantes en clase y fuera de ellas. Para la intervención se crearon varios recursos, entre ellos un juego de escucha activa. Tenían que preguntar desde la curiosidad y respetar unas pautas de no interrupción y de respeto. Tras una hora de diálogo activo manifestaron que les había gustado el encuentro. Llevaban tiempo compartiendo aula y no entendían el porqué de sus diferencias, porque algunas compañeras llevaban hijab, porque otros el turbante de los sikhs, la cruz cristiana colgada… en general se dieron cuenta de que nunca se habían preguntado por su historia, por su religión, por sus costumbres y que usaban esa ignorancia para dañarse. No se habían preguntadoque había detrás de sus diferencias y eso les generaba rechazo, miedo, separación. Después de aquella intervención mejoro el clima en el aula, aunque siguió habiendo poca interacción. El paso fue pequeño, se dieron cuenta de que lo que les mantenía separadas, o que les amenazaba, tan solo les hacía distintas. Y, acaso, ¿existe alguien igual a ti?
Solo hizo falta generar un espacio protegido donde poderse escucharse y comunicar sin violencia, sin prisa y observar cómo se podían enriquecer y como podían convivir manteniendo su identidad. Aquellas aulas son un canto a la esperanza de lo que podría ocurrir a nivel macro. Con todo, sabemos que a menudo hay otros intereses que distorsionan la oportunidad para una convivencia pacífica.
4. Educación y compromiso hacia el cambio: Para resolver conflictos por discriminación, por el motivo que sea, de forma duradera, es importante cambiar la valoración de lo que sentimos que nos compromete. Virar hacia la convivencia pacífica y no observar las diferencias como amenazas es clave, a la par que un reto dado que, incluso biológicamente, estamos orientados a sobrevivir y no a vivir bien. Sin embargo, es posible. Para ello, tener una política que refuerce conductas positivas, que haga campañas de sensibilización hacia la igualdad y el respeto sin excederse en el uso de la discriminación positiva, es importante. Representar la cuota de género, de raza, de edad, etc. no ayuda al objetivo profundo que se trata de igualar y dignificar a todas las personas desde sus diferencias.
5. Construcción de redes de apoyo: es vital construir redes de apoyo en las que las personas afectadas puedan encontrar comprensión, ayuda y consuelo. Estas redes de apoyo pueden incluir familiares, amigos, grupos comunitarios, profesionales de la salud mental, cualquier persona que sienta la necesidad de encontrar nuevas formas de relacionarnos, desde el respeto a la diferencia y la visión de la diversidad como riqueza cultural y no como amenaza al status quo.
Conclusión
En conclusión, el mundo emocional y de valores que envuelven el racismo y a cualquier discriminación es un camino colectivo a la par que individual. En nuestras manos está realizar el esfuerzo consciente por cambiar la mirada que juzga y escudriña, a una mirada curiosa, compasiva, de aprendizaje, de integración o, si ese camino te parece muy utópico o imposible, de respeto y distancia sin discriminación ni desprecio. Todos somos distintos a los ojos de los demás. El esfuerzo por incluirnos en la diferencia y no tomar como referentes unos grupos y significar a los demás como “inadaptados”, “enfermos”; “extranjeros”, … Es ya un paso hacia adelante. Somos optimistas en este sentido. Un cambio profundo implica a la política y los estados y, en este punto, el optimismo da paso a la interrogación pesimista. Con todo, recuperamos aquí la frase que encabeza este escrito de Desmond Tutu: “Las diferencias no tienen la intención de separar, alinear. Somos diferentes precisamente para darnos cuenta de la necesidad que tenemos unas personas, de otras”. Tatuémonos esto en nuestra memoria más inmediata en cada encuentro.
Nuria Molina Amate
Libro Hija de inmigrantes de Safia El Aaddam, editorial Nube de tinta
Programa de radio Emociona't d'Espai Reconeixer i Ràdio Vilamajor: Episodio 21/10/204
Libro Pedagogías queer de Mercedes Sánchez Sáinz, editorial Catarata.
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